✍ Carta del Director Técnico Alexandre Guimarães para el hincha americano.

Para ustedes también las gracias

Estoy aún como los jugadores que los ponen, o ponemos, faltando poco para terminar el partido, cuando el árbitro pita el final decimos: tan lindo que estaba y ya terminó…
No tengo ningún reproche a nadie. Uno pone y Dios dispone. No estoy triste porque haya terminado esta aventura con la “mechita”, más bien estoy feliz de que haya podido vivirla.


Una vez leí que el fútbol era una búsqueda de emociones fuertes. Y eso es lo que recordamos una vez concluido un partido o, en nuestro caso, una estadía en un equipo.
Y no estamos hablando de uno cualquiera.


Fuimos constatando la grandeza de America de Cali desde el momento del anuncio de nuestra contratación hasta su final.
Sabíamos que iba hacer muy difícil, pero la dificultad de la tarea nunca nos quitó la ilusión de conquistar el corazón de los jugadores y de la hinchada.


Y si eso se logra desde el principio, como nos pasó con nuestros futbolistas en el America, el camino es más llevadero y resistente ante las adversidades. De ahí esa compenetración que tuvimos durante todo nuestro paso por el club americanista.


A veces las cosas no tienen que durar tanto para que sean identificables. Pero si desde el comienzo los caminos están claros y las rutas para recorrerlos también, los unos y los otros van entendiendo que mejor hacerlo juntos que separados. De ahí el agradecimiento eterno a ellos y a todo el “equipo al lado del equipo”.
Sin ese espíritu colectivo que entre todos construimos en America de Cali, hubiera sido más que difícil conseguir la estrella 14 y volver a jugar Libertadores.


Pocas veces, y ojo que ya llevo en esto un poco de tiempo, he oído tanto la palabra gracias. Cuando los agradecidos somos nosotros con ellos los futbolistas, los que estuvieron desde el principio, los que se fueron más los que llegaron nuevos. Y con los hinchas. Gracias a ustedes más bien por habernos dado tanto amor, respaldo, entrega y cariño. Han sido 365 días vividos trabajando muy duro y bien, sin nunca perder la fe en lograr el objetivo: volver a poner a America de Cali en lo más alto del fútbol colombiano. Nos vamos con la satisfacción del deber cumplido y dejando las “guimaretas” para otra próxima celebración.

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